Communion de Whitley Strieber es un relato que ha marcado un antes y un después en el ámbito de los encuentros cercanos con lo inexplicable. Publicado en 1987, este libro autobiográfico detalla las experiencias aterradoras de Strieber, un conocido autor de novelas de ciencia ficción, que afirma haber sido víctima de abducciones extraterrestres. Sin embargo, lo que hace que este relato sea tan perturbador no es solo la descripción de los encuentros con seres de otro mundo, sino cómo afecta profundamente la vida personal y psicológica del autor. Es un viaje oscuro hacia lo desconocido que desafía los límites de la realidad.
El Inicio del Horror
Todo comienza el 26 de diciembre de 1985, cuando Whitley Strieber, su esposa y su hijo estaban pasando unos días de descanso en su cabaña en el norte del estado de Nueva York. Esa noche, Strieber se despertó abruptamente tras escuchar un extraño sonido proveniente de la sala de estar. Lo que inicialmente parecía ser un ruido común del entorno pronto se convierte en algo mucho más siniestro. Atrapado en la oscuridad de su habitación, con una sensación creciente de peligro, Strieber observa una figura pequeña y extraña en la puerta de su habitación.
La figura tenía una apariencia imposible de olvidar: ojos negros enormes, un rostro sin emociones y un cuerpo delgado y pequeño. En ese momento, Whitley sintió una parálisis total, incapaz de moverse o gritar. A partir de aquí, el terror se apodera de él mientras es abducido por seres desconocidos. Lo que sigue es una serie de episodios aterradores en los que Strieber es sometido a procedimientos y experimentos que no puede comprender completamente. Lo más perturbador es la sensación de que estos seres no solo lo observan, sino que manipulan su cuerpo y su mente.
La Espiral de la Duda y el Miedo
Tras ese primer encuentro, Strieber entra en una espiral de terror, cuestionando si lo que ha vivido fue real o una alucinación. No hay pruebas físicas claras, pero la sensación de haber sido visitado por seres de otro mundo sigue latente. A medida que intenta reanudar su vida cotidiana, comienza a tener flashbacks y pesadillas recurrentes que parecen demasiado reales. Es en este punto donde decide someterse a sesiones de hipnosis para desenterrar los recuerdos reprimidos de lo sucedido aquella noche.
Bajo hipnosis, el terror no hace más que intensificarse. Strieber recuerda con detalle lo que los visitantes hicieron durante su abducción: seres pequeños de grandes ojos que utilizaban dispositivos extraños para manipular su cuerpo, experimentos que desafían la comprensión humana. Es aquí donde la historia toma un giro escalofriante. No se trata simplemente de un incidente aislado, sino de algo más profundo, una conexión a largo plazo que parece haber existido durante toda su vida. Strieber descubre que los encuentros comenzaron mucho antes de lo que imaginaba, extendiéndose incluso a su infancia.
La Presencia Constante de lo Desconocido
Uno de los aspectos más inquietantes del relato es la constante sensación de vigilancia. Strieber no solo siente que los seres lo abdujeron en esa ocasión específica, sino que ellos siempre están presentes. Describe cómo, incluso en su vida diaria, percibe una presencia acechante, como si estuviera siendo observado desde las sombras. Este miedo se amplifica cuando se da cuenta de que no es el único en su familia que ha tenido experiencias similares. Su esposa e hijo también parecen haber sido testigos de eventos extraños, lo que sugiere que los visitantes no se limitan a una sola persona.
Con el tiempo, Strieber empieza a conectar puntos: luces extrañas en el cielo, figuras que aparecen brevemente en la oscuridad, sonidos inexplicables en la casa. La paranoia se vuelve insoportable, y la delgada línea entre la realidad y la imaginación comienza a desdibujarse. ¿Realmente está ocurriendo todo esto o es simplemente el producto de una mente fragmentada por el miedo?
Las Apariciones y los Seres Incomprensibles
A lo largo del libro, Strieber describe a los seres con diferentes características. Si bien los más reconocidos son los pequeños de grandes ojos negros (similares a los “grises” de la cultura popular), también hay descripciones de otros seres mucho más perturbadores: criaturas altas, con ojos profundos y figuras que parecen cambiar de forma. Las abducciones no solo son físicas, sino también mentales. En más de una ocasión, Strieber experimenta una manipulación psicológica, como si los seres estuvieran intentando implantar pensamientos o borrar recuerdos.
Estos momentos de abducción se acompañan de sensaciones inexplicables: olores extraños (como de cartón quemado), zumbidos agudos que resuenan en sus oídos, y la sensación de estar fuera de su propio cuerpo. Strieber describe un sentimiento de impotencia absoluta, atrapado entre lo que no puede controlar y lo que su mente trata desesperadamente de comprender.
El Impacto Psicológico y el Aislamiento
A medida que Strieber profundiza en sus experiencias, el impacto psicológico se vuelve devastador. El miedo, la paranoia, la sensación de no poder confiar en nadie ni en sí mismo, se apoderan de su vida. A pesar de los intentos de recuperar una sensación de normalidad, la angustia es abrumadora. Los encuentros no cesan, y la posibilidad de que estas experiencias se repitan en cualquier momento lo deja en un estado constante de alerta.
Uno de los momentos más desgarradores del libro es cuando Strieber se da cuenta de que, aunque quiera encontrar una explicación racional para lo que ha vivido, no hay respuesta sencilla. Los visitantes siguen siendo un enigma. ¿Qué quieren realmente? ¿Por qué lo han elegido a él? La incertidumbre lo consume, llevándolo a cuestionar no solo su propia cordura, sino la naturaleza misma de la realidad.
Un Final Sin Respuestas
A lo largo de Communion, Strieber lucha por encontrar respuestas a sus preguntas. Pero el libro no ofrece un final claro o tranquilizador. El misterio permanece. Los seres, los recuerdos fragmentados y las abducciones siguen siendo una sombra que acecha en su vida, sin que haya una resolución definitiva. Esto es lo que hace que el relato sea tan inquietante: no hay una conclusión que ofrezca paz, solo más preguntas.
El libro cierra con una nota de incertidumbre y terror. El lector, al igual que Strieber, se queda preguntándose qué es real y qué no lo es. ¿Estamos realmente solos en el universo? O, como sugiere Strieber, hay algo más allá de nuestra comprensión, algo que nos observa desde las sombras, esperando el momento adecuado para mostrarse.
El Enigma de los Visitantes
Communion no es solo un relato sobre abducciones extraterrestres; es una exploración profunda del miedo y de cómo los seres humanos reaccionan ante lo desconocido. El libro plantea una pregunta inquietante: ¿Qué pasaría si no estuviéramos solos? Y, lo que es más aterrador, ¿qué pasaría si esos seres que comparten el universo con nosotros no tuvieran buenas intenciones?
Este testimonio nos deja con una sensación de desasosiego, de que lo que Strieber vivió podría ser solo el comienzo de algo mucho más grande y oscuro. Y aunque no tenemos todas las respuestas, Communion nos recuerda que el miedo a lo desconocido es, quizás, el más profundo y antiguo de todos los miedos humanos.